LOS ARGUMENTOS ESPURIOS DE LOMBARDI PARA JUSTIFICAR LOS DESPIDOS EN RADIO NACIONAL

El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, salió a justificar (Clarín 20/04) el despido de 21 exdirectores de Radio Nacional con argumentos curiosos. Por un lado sostuvo que se trataba de gente que cobraba 100 mil pesos de sueldo, con lo cual quedaría en la picota, con ese criterio, la totalidad del gabinete nacional y muchísimos funcionarios estatales que cobran remuneraciones superiores.
El argumento de los altos salarios es usado en forma discrecional por los gobiernos de turno según convenga a determinada situación: no son tan altos si se trata de defender el suculento aumento de dietas que defendieron los bloques mayoritarios del Congreso, incluido Cambiemos y el PRO y hasta se justifican niveles salariales exorbitantes y sobresueldos o gastos reservados en funcionarios para restar base material a la corrupción o por la necesidad de compensar lo que esos funcionarios, invariablemente “exitosos” en su profesión, ganarían de continuar su actividad en el mundo privado. En cambio, si se trata de esquilmar a los trabajadores con el impuesto a las Ganancias, basta que un trabajador supere por poco una canasta familiar para ser presentado como un “privilegiado” y aplicarle “con toda justicia” el gravamen. En las políticas de ajuste, dos más dos nunca es igual a cuatro.
Lombardi, además, integra un gobierno que le bajó impuestos al capital agrario y a la minería contaminante, le condonó deudas a las empresas eléctricas que le cortan la luz a millones y le entregó excepciones impositivas a las automotrices. En este contexto, el argumento presupuestario es al uso nostro. 
Lombardi tiene que explicar, también, cómo un trabajador que es parte de la planta estable de Radio Nacional, regido por las categorías de convenio, llegaría a los $ 100.000 de sueldo. Si partimos de la base que la categoría más alta a la que se puede acceder es la 1, cuyo básico es de $23.816, suponiendo que cobra adicional por título, su aplicación, refrigerio y permanencia en el cargo sumaría entre $10.000 o $15.000 ¿cómo llega a los $100.000? Como cuando se miente sobre los sueldos de los docentes, acá también se busca manipular a la opinión pública para hacer pasar un ajuste y ante la inminencia de las paritarias. No es casual que el Gobierno se acuerde ahora, un año y medio después, de la herencia de exdirectores del kirchnerismo, días después de que Radio Nacional haya sido uno de los medios públicos donde mayor acatamiento tuvo el paro nacional pasado.
Lombardi alega, al mismo tiempo, que los concursos de los que participaron los exdirectores estuvieron “amañados”. Correspondería, ante la presentación de evidencias, realizar de nuevo esos concursos mediante procedimientos transparentes. Sin embargo, Lombardi y las autoridades de Radio Nacional decidieron echarlos sin más. En el procedimiento, se cargaron a trabajadores que se desempeñaban desde hacía tiempo en las emisoras y que fueron ascendidos a directores, tras lo cual, cuando se produjo el cambio de gestión, volvieron a sus puestos anteriores. Con este antecedente, ¿quién querrá asumir la responsabilidad de dirigir, aunque sea en forma interina, una radio si eso lo convierte en un nuevo integrante de las “capas geológicas” a limpiar?
El funcionario, en otras entrevistas, (La Nación, 17/04) también reivindicó el compromiso que acaban de asumir los actuales directores de la radio para abandonar sus cargos ni bien finalice el mandato del presidente Mauricio Macri, es decir que se aseguraron una estabilidad por los próximos dos años y medio, de la que no gozan, en cambio, los cientos de trabajadores que ingresaron a la emisora por “Ley de Contrato de Trabajo”, con la excusa de que el convenio que garantiza la estabilidad plena se encuentra en constante proceso de revisión desde hace más de una década o el centenar de trabajadores hiperprecarizados que tiene contrato a plazo fijo con salarios por debajo del mínimo vital y móvil en su mayoría. Le proponemos a Lombardi que se abran concursos genuinos para refrendar todos los cargos jerárquicos “que se van a ir cuando termine la gestión” de la radio, en base a parámetros objetivos accesibles a todos y que el desempeño de quienes obtengan el puesto pueda ser auditado por quienes siempre se ven más afectados por los desaguisados de los funcionarios de turno, es decir nosotros los trabajadores.
No hay que olvidar que quienes hablan de no querer seguir aumentando las “capas geológicas” en el Estado son los representantes políticos, si no ellos mismos, de la burguesía nacional e intereses capitalistas multinacionales, que se sirven sistemáticamente del Estado para engrosar sus ganancias o directamente saldar sus cuentas, pero, lo dejan muy claro, “no tiene que ser un refugio para conseguir empleo” o sea, a los trabajadores, ni cabida. Los partidos que se turnan en el manejo del Estado desde hace décadas no integran capas geológicas, son la geología misma. Lombardi es radical, sabe de esto mejor que nadie. Lombardi olvida su paso por la Alianza, el gobierno de la Ciudad, etcétera, como la no despreciable cantidad de funcionarios del actual gobierno que fueron del anterior, así como del anterior que se conchabaron en éste y que lo habían sido de gestiones aliancistas, duhaldistas, menemistas y demás. El problema no es que el Estado sea un refugio para conseguir empleo, el problema es que el Estado, bien arriba en su cabeza, es un aguantadero de carreristas políticos y no de trabajadores. 
Los argumentos de Lombardi son endebles porque, en realidad, los despidos de exdirectores no tienen como fin en sí mismo achicar, con ellos, los gastos del Estado ni avanzar en ninguna equidad o excelencia en la selección de puestos de responsabilidad en la radio. No los echan ni porque ganan mucho, ni porque no sean idóneos, sino porque, al igual que en cada gobierno, la dirección busca homogeneizar el sistema de mandos para imponer un nuevo acto de disciplinamiento contra todos los trabajadores, para lubricar las condiciones de un ajuste generalizado en el contexto del inminente inicio de negociaciones paritarias.
Los despidos lanzados por la gestión de Cambiemos contaron, llamativamente, con el silencio casi generalizado de los principales afectados, que prácticamente se fueron sin chistar. Apenas ensayaron una resistencia retórica, mediática, en el campo de la discriminación ideológica y la defensa de una supuesta libertad de expresión, sin denunciar los planes de ajuste ni reclamar una acción colectiva para frenarlos. Esto en parte se explica por una consciencia estamental, corporativa. Muchos son los Lombardi de la gestión anterior, que fueron correa de transmisión de las políticas de precarización y censura que aplicó el kirchnerismo en Radio Nacional. Es decir, que hasta cierto punto volvió a regir el “entre bueyes no hay cornadas” bajo la expectativa más o menos ilusoria de que el “vamos a volver” cambie otra vez los roles y no es bueno sentar el precedente de ninguna defensa contra ningún ajuste que, cuando toque, se deba volver a aplicar.
La garantía de una carrera administrativa en el Estado basada en parámetros objetivos y sin manejos discrecionales por parte del poder de turno solo es posible mediante un sistema de concursos abierto y democrático, que ATRANA ha venido reclamando desde la creación de RTA, es decir con participación de trabajadores responsables ante sus compañeros en asamblea y removibles.